La poetisa valenciana realiza una lectura antológica de su obra acompañada de su amigo Juan Gómez Macías. Lamenta que este arte tiene "una mala salud de hierro"
La sede del Instituto Cervantes de Gibraltar se enriqueció ayer un poco más gracias a la poetisa y narradora Francisca Aguirre, cuyo último poemario Historia de una anatomía recibió en 2011 el Premio Nacional de Poesía. En el marco de una actividad del Aula de Literatura Ínsula Barataria visitó este rincón cultural, acompañada de su buen amigo Juan Gómez Macías, coordinador del aula, que calificó a la protagonista como "una poeta muy reconocida y considerada, que se ha movido siempre en este mundo muy discretamente".
La valenciana, que cuenta además con premios como el Leopoldo Panero, Ciudad de Irún, Esquío y Miguel Hernández, ofreció una conferencia denominada Lectura de Poemas en la que realizó una lectura antológica de su obra para dar "una idea de cómo ha ido de un libro a otro". Según iba apuntando entre una y otra pieza, sus poemas reflejan historias que pudieron pasarle a cualquiera, pero que le pasaron a ella.
Agradeció a las palabras que hayan existido para que puedan ser tañedoras de vida y llenarlas de pasado y de imaginación. Recitó palabras de recuerdos y sueños acorralados y polvorientos que se alejan en la bruma, desasosiegos de poca luz y mucho silencio.
Aguirre reconoció que la poesía siempre ha tenido "una mala salud de hierro", siempre ha tenido dificultades como todas las artes en las que intervienen dos factores muy importantes: por un lado la profesionalidad o tener algo que decir, y por otro la sentimentalidad y la música. Resolvió que esta situación se ha venido dando así desde el principio de los tiempos, y "dentro de este esquema los artistas han ido quitando, aportando y promocionando".
La poetisa valenciana se mostró partidaria de seguir el consejo de, tal y como señaló, "un andaluz universal al que adoro", en referencia a Antonio Machado, para contar todo aquello que acontece en la calle. Lamentó que la poesía hoy en día es un arte minoritario, "no todo el mundo lee poesía, para eso hace falta tener una disposición personal", rememorando a incluso antes del siglo de oro, a los trobadores y cancioneros.
Su visita al Cervantes fue muy especial y más acompañada de su amigo Macías, por el cual ha visitado muchas veces San Roque, además de que su abuela era andaluza. "Andalucía la conozco mucho y la quiero muchísimo, es mi segunda patria sino la primera". Alabó también la labor del Cervantes por cuidar el lenguaje. "Los poetas somos herederos de una herencia antiquísima, el lenguaje como las emociones nace en una fuente remota del sentir colectivo. No somos dueños del lenguaje, somos herederos y con eso no se puede hacer más que dos cosas, empobrecerlas o enriquecerlas. Espero y confío que los poetas de mi tiempo enriquezcan lo que tenemos".
La valenciana, que cuenta además con premios como el Leopoldo Panero, Ciudad de Irún, Esquío y Miguel Hernández, ofreció una conferencia denominada Lectura de Poemas en la que realizó una lectura antológica de su obra para dar "una idea de cómo ha ido de un libro a otro". Según iba apuntando entre una y otra pieza, sus poemas reflejan historias que pudieron pasarle a cualquiera, pero que le pasaron a ella.
Agradeció a las palabras que hayan existido para que puedan ser tañedoras de vida y llenarlas de pasado y de imaginación. Recitó palabras de recuerdos y sueños acorralados y polvorientos que se alejan en la bruma, desasosiegos de poca luz y mucho silencio.
Aguirre reconoció que la poesía siempre ha tenido "una mala salud de hierro", siempre ha tenido dificultades como todas las artes en las que intervienen dos factores muy importantes: por un lado la profesionalidad o tener algo que decir, y por otro la sentimentalidad y la música. Resolvió que esta situación se ha venido dando así desde el principio de los tiempos, y "dentro de este esquema los artistas han ido quitando, aportando y promocionando".
La poetisa valenciana se mostró partidaria de seguir el consejo de, tal y como señaló, "un andaluz universal al que adoro", en referencia a Antonio Machado, para contar todo aquello que acontece en la calle. Lamentó que la poesía hoy en día es un arte minoritario, "no todo el mundo lee poesía, para eso hace falta tener una disposición personal", rememorando a incluso antes del siglo de oro, a los trobadores y cancioneros.
Su visita al Cervantes fue muy especial y más acompañada de su amigo Macías, por el cual ha visitado muchas veces San Roque, además de que su abuela era andaluza. "Andalucía la conozco mucho y la quiero muchísimo, es mi segunda patria sino la primera". Alabó también la labor del Cervantes por cuidar el lenguaje. "Los poetas somos herederos de una herencia antiquísima, el lenguaje como las emociones nace en una fuente remota del sentir colectivo. No somos dueños del lenguaje, somos herederos y con eso no se puede hacer más que dos cosas, empobrecerlas o enriquecerlas. Espero y confío que los poetas de mi tiempo enriquezcan lo que tenemos".
(fuente: Europa Sur)
(fotos: Antonia Guerra)