“Lo único que puede
arrancarnos de este estado de desesperanza y desilusión es la acción, la acción
creativa.” Tomás Eloy Martinez
En su teoría sobre el origen
de las especies, Charles Darwin afirmó que, en un mundo en continua evolución,
“no sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente. La única que
sobrevive es la que mejor se adapta a los cambios”. En esta situación actual,
cabía preguntarse entonces cómo afecta el cambio que produce la crisis al
ámbito cultural. ¿Necesita ser defendida la cultura en estos tiempos de crisis?
Hoy, muchos españoles se
están formulando preguntas sobre el empleo, la vivienda, la sanidad y la
educación, y no se preguntan por la cultura porque el poder se empeña en
presentarla como un adorno, como algo superficial y prescindible con respecto a
las primeras necesidades del ser humano. Así, erróneamente, se niega la
necesidad de presupuestos públicos para la cultura y los ciudadanos lo
aceptamos rendidos por las precariedades cotidianas.
Malas noticias para la
industria cultural: los españoles gastamos casi 200 euros menos en ocio,
espectáculos y cultura que el año anterior, así se lee en los datos que arroja
una encuesta realizada en 2012 por el Instituto Nacional de Estadísticas, en
los que los españoles pensamos en la cultura como un lujo, un consumo del que
se puede prescindir cuando las cuentas no salen.
“La cultura es un saber del
que no tiene uno que acordarse, fluye espontáneamente”, decía Diógenes.
Ante la situación actual el
sector de la cultura ha de reinventarse. Con esto quiero decir que los momentos
de crisis son momentos para empujar y hacer palanca en la autogestión de las
propuestas culturales construidas desde la cooperación. La creación y la
imaginación hoy día son muy necesarias para afrontar la situación en la que nos
encontramos.
“En tiempos de crisis la
imaginación está por encima del conocimiento” decía Albert Einstein.
La respuesta, ante la crisis,
es que hay que invertir en cultura para que sigamos en el lugar del mundo que
hemos venido ocupando. Porque la oscuridad creativa nos hará desaparecer como
un país de progreso.
La cultura se nos presenta
como una alternativa de resistencia social a la crisis aun sabiendo que
mientras la creatividad en momentos como éste se incrementa, los recursos
disponibles se vuelven cada vez más escasos.
Ya en 1934, el psicólogo
suizo Jean Piaget escribió que “sólo la educación y la cultura es capaz de
salvar a nuestras sociedades de un posible colapso” y el escritor y novelista
Tomás Eloy Martínez, decía hace pocos días en el periódico La Nación, que “en
la medida en que apartemos la obsesión por la economía, por el dinero, y
rescatemos los valores culturales, recompondremos el país y, paradójicamente,
también nuestra economía”.
Por tanto, asumamos nuestra
parte de culpa en esto de que la cultura es lo último en lo que pensamos en
épocas de crisis. El poder y la crisis
quieren aniquilar la cultura, ¡NO lo dejemos! Porque la cultura es vital en
estos tiempos y sobre todo, una tabla de salvación ante el pesimismo por el que
atraviesa la sociedad actual.
La respuesta está en la
imaginación, la cooperación y el seguir desarrollándonos culturalmente tanto a
nivel individual como a nivel grupal. Que el pesimismo no nos quite las ganas
de engrandecer la cultura, porque la cultura nos da libertad y ese será el
mejor legado que podamos dejar el día de mañana a nuestros hijos.
SE PUEDE ESCUCHAR EN LA SECCIÓN AUDIOS DE ESTE BLOG
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