El poemario fue presentado por la Delegación de la UNEE, Nuria Ruiz, el 5 de noviembre en el Edificio de la Caridad de Algeciras
El pasado 5 de noviembre se presentó LOS PÁJAROS HUIDOS de Julia Jiménez, su segundo poemario, publicado por la editorial Seleer de Málaga.
Se presentó en el claustro del edificio de la Caridad de Algeciras, la concejala Pilar Pintor no pudo asistir y en representación del ayuntamiento algecireño estuvo Miguel Vega, director de la Escuela de Teatro Sánchez Verdú y amigo personal de Julia.
El acto fue presentado por Nuria Ruiz, como delegada de la UNEE. Carmen Sánchez Melgar leyó el prólogo de Emilio Ríos al no poder asistir este por encontrarse enfermo.
El acto fue amenizado por la propia autora que junto al músico Manolo Báez deleitaron al público con canciones de ayer y hoy.
Quisieron participar en la presentación la rapsoda Juana Mª Moreno y los escritores Manuel Vázquez, Nieves Buscató y Eusebio Oria socios de Academus muy vinculados a Julia Jiménez, que le regalaron un recital con los poemas del libro.
El acto finalizó con una copa a los asistentes entre los se encontraban la escritora Paola Tobalina, el concejal de cultura del ayuntamiento de Los Barrios, Manuel Molina y la presidenta de la asoc. Mar del Sur, Ana León.
Presentación por Nuria Ruiz:
"La Unión Nacional de
Escritores se siente muy orgulloso de poder tener entre sus filas a una escritora como Julia Jiménez Caraballo.
La Unión es una organización que se dedica a la promoción de
los escritores, entre muchas otras cosas, tanto a nivel nacional como a través
de sus distintas delegaciones ramificadas por todo el territorio español.
Cuando Julia decidió pertenecer a esta delegación de la
Unión de Escritores en el Campo de Gibraltar fue, para mí, una grata sorpresa
ya que mi admiración hacia ella desde hacía tiempo era evidente.
La conocí en la sede del Ateneo José Román de Algeciras,
cuyo presidente y miembro a la vez de esta delegación, Emilio Ríos, me la
presentó.
Me impactó su voz tan dulce a la hora de recitar, su música
que nace en los orígenes de los trovadores a los que ella tanto admira y sobre
todo, me sobrecogió su poesía de sentimientos encontrados, donde el alma de la
escritora se vuelca en los más
necesitados de una palabra de consuelo y con su lírica, que convierte en
música, nos acerca un poco más a ese Dios de lo mundano que todos llevamos
dentro.
Leo algunos de sus versos:
“Quiero que te conozcan como eras,
Pionera en el arte de descifrar trinos…”
“Trinaban su historia los pájaros.
Desnudos de rosas vistiendo
Tarros de cristal vacíos.”
“Todo latía una octava más despacio,
Un lento vals envuelto en un aroma
A incienso y retama florecida.”..
Como dijo la escritora Carmen Conde: La poesía es el
sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano y Julia lo demuestra en cada uno de sus versos donde
mezcla e intercambia versos sonoros con cuadros de naturaleza viva.
Deseo de todo corazón que la presentación de
este su segundo libro, por la editorial Seleer, Los
pájaros huídos”, que como resalta Juan Emilio Ríos en el prólogo, es un libro
“virado hacia el pasado, hacia la nostalgia y el ayer que nunca desaparece” le
otorgue el reconocimiento y el respeto como escritora que se merece.
Parafraseando a Becquer: “El recuerdo que
deja un libro es más importante que el libro mismo” termino recitando uno de los
poemas de “Los pájaros huidos” que más me han emocionado porque en él la mujer
se vuelve niña, y con ojos adolescente es capaz de cantar al amor, sin
nombrarlo; es capaz de ser sensual sin
soliviantar las almas y es capaz, entre
sublimes metáforas, de hacernos bailar al compás de su melodía."
TE SIENTAS
Te sientas a mi lado
y tus manos me tocan,
y una sonrisa niña
desmenuza silencios
en mi boca de alcoba.
Formas increadas,
suaves centelleos
corren entre las sillas,
que se untan de colores.
Sostengo una mirada
que es como
un mar muy verde,
tan hondo que me arrastra,
y huyo de mí misma
con un rubor que aplaco
y escondo entre los pliegues
rosados de mis ingles.
Las sombras te diluyen,
pareces más ligero
con los ojos cerrados.
Y me hundo de nuevo
en la sopa de cantos,
repetidos, monocromos,
que vuelan hasta el techo
y no se desvanecen,
manifiestos explícitos
contra el libre albedrío.
Rozo con la mirada
las palmas de tus manos,
que parecen palomas,
descansando.
Pulsan el aire
los arpegios surgidos
de una guitarra casta
en las manos de alguien.
Su voz está cayendo,
lo mismo que la tarde.
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