Queridos Reyes Magos:
Hace tiempo que nos vimos las caras y comprendimos que a
veces un gesto de cariño a tiempo vale más que cualquier regalo que puediérais
traerme. Por eso, en el día de hoy, cuando quedan pocas horas para que paséis
por mi casa, quiero que leáis esta carta.
Como siempre os pondré la copita de anís y los polvorones
para que lo compartáis conmigo y, en esta ocasión, pocas cosas os voy a pedir.
No quiero que me dejéis regalos envueltos en celofán cuando
los bolsillos de los que me rodean están vacíos, ni quiero que me sorprendáis
con regalos cuando hay muchos niños que no van a poder recibir uno.
Me doy por satisfecha por tener unos hijos que me adoran
aunque cada uno lo exprese a su manera durante los 365 días del año, después de
haberlos criado sola y sin la figura de un padre, que jamás les ha hecho
falta; me doy por sorprendida cuando
tengo a mi lado unos padres que todavía, a mi edad, se desviven porque no me
falte de nada; me doy por regalada al mirarme a los ojos de mis nietos y poder
sonreír con ellos; me doy por agraciada cuando después de 20 años sigue
manteniendo mi puesto de trabajo, el cual disfruto y sufro día a día; y me doy
por merecida cuando algunos de mis libros se lee todavía.
Mis queridos Reyes Magos, mi carta es muy cortita, sentaros
conmigo esta noche en el sofá de mi casa, contadme anécdotas de las que nunca
había escuchado, contadme chistes que me hagan reír hasta que se me salten las
lágrimas, tomaros una copita conmigo y brindemos por el nuevo año, porque no me
hace falta nada más.
Y los regalos, dejádselos a otros que seguro lo disfrutan
más que yo, solo quiero teneros a todos a mi lado, encontrarme en la
profundidad de vuestras miradas, abrazarnos para olvidar todo lo malo que nos
ofreció el pasado año porque de ello aprenderemos y abrazarnos de nuevo, para
que lo que nos espera, si es bueno, saber aprovecharlo y si es malo, saber
cagarlo a las espaldas como las alforjas que llevan vuestros camellos.
Sí mis queridos Reyes, este año no quiero que trabajéis
mucho porque ya sois mayores y son muchos los brazos que piden este año vuestra
ayuda. No os preocupéis por mí yo soy feliz con el regalo que me ha dado la
vida, que es tener a mi familia a mi lado.
No pido más. Cuando salgáis por la ventana comprobad, solo,
si estoy bien arropada porque mañana quiero poder levantarme y volver a tener a
toda mi pequeña familia a mi lado.
05/01/13 NURIA
RUIZ FERNÁNDEZ.
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