EL
BALCÓN DEL ESTECHO: ONDA CERO ALGECIRAS 19/02/14. ARTÍCULO: LA AMISTAD.
Comenzaré este artículo con un fragmento de
Benedetti: “Compañera usted sabe que puede contar conmigo/ no hasta dos o hasta
diez/ sino contar conmigo…”
¿Existe la amistad sincera e incondicional, sabemos
cuidarla cuando la tenemos cerca, sabemos diferenciar entre un amigo y un
conocido?
Hoy en día a través de las plataformas digitales
hemos conseguido entablar relaciones con personas que jamás hubiésemos conocido
en nuestro día a día ¿Realmente podemos calificarlas como amigos?
La amistad es una de las relaciones interpersonales
más comunes que tenemos a lo largo de nuestra vida y quizás por ser tan común
no la valoramos en su justa medida. Nadie se casa después de dos días de conocer
a una persona, ¿por qué entonces calificamos de amigos a personas que ni
siquiera conocemos personalmente? Incluso algunos catalogan como amigo a su
relación con un animal.
Como decía Cervantes: “Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio
sin ver a Sancho, tal era la amistad y buena fe que entre los dos se
guardaban” No podré entenderlo nunca,
tengo que ser muy rara, pero mis amigos se cuentan con los dedos de una mano,
si llega, y todos andan a dos patas.
Las relaciones de amistad han sido narradas
profusamente en el mundo de la literatura como en el cine y la tv: Don Quijote
y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson, los 3 mosqueteros, El gordo y el
flaco, Epi y Blas… Pero si nos fijamos, todas estas relaciones amistosas se dan
entre dos o, como mucho, 3 individuos. Muchas personas alardean de la cantidad
de amigos que tienen, miden a sus amigos por la cantidad y no por la calidad.
La amistad es un vínculo que tiene un significado
distinto para cada persona. Una palabra, que cada vez más, se usa con demasiada
facilidad desde que las redes sociales han entrado en nuestras vidas y que a
veces nos lleva a clasificar como amigo a gente a la que antes apenas
saludábamos. La amistad se debería
forjar lentamente como los grandes amores porque un amigo es aquel que está tu
lado en los malos momentos, que acepta tus defectos y comparte las alegrías.
Shakespeare
decía: “En mis amigos están mis riquezas” y digo yo: ¿Quién es más rico, el que
acumula amigos como acumula cromos o el
que a los pocos amigos que tiene los cuida como a una planta? ¿Se estará
quedando obsoleta la palabra amigo? ¿Deberíamos cambiar la palabra amigo por
conocido, amigacho, amiguito o similares?
Quizás si conseguimos realizar esa purga, sepamos
realmente cual es nuestra verdadera riqueza,
para no tener nunca que llegar a parafrasear a nuestro querido Sabina
con uno de sus versos:
“Muerta la
amistad sabe igual que el fracaso, y a los dos nos gusta el verbo
fracasar... ”
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